Las oficinas del piso octavo
de un rascacielos de Nueva York
nunca duermen.
No pueden,
con las luces abiertas,
y las pantallas azules del ordenador
como pequeños cielos
(su único cielo).
No duerme la foto del empleado
del apartado 16,
no duermen las sonrisas de sus hijos
en el parque
un domingo soleado de abril,
ni el vestido verde de su mujer,
ni el ladrido del perro.
No duerme la orquídea de la secretaria,
siempre con la obligación de oler bien,
de ser bonita a la vista.
No duerme la moqueta verde
bajo esa luz de neón,
no puede dormir.
No duerme el montón de papeles por ordenar,
ni las facturas
(aunque de debajo de ese archivador
se ha escapado un bostezo).
Y las pobres ventanas no duermen
ni ahora ni nunca porque
-es un secreto-
tienen un miedo terrible a las alturas.
Cómo iban a dormir
las oficinas del piso octavo
de un rascacielos de Nueva York,
si ésa es la ciudad que nunca duerme.
(Després em vaig adonar que el meu subconscient devia estar pensant en aquest poema de Joseph Brodsky, que vam llegir i rellegir i rerererellegir aquest curs, i que és el mateix tema però al revés: allà totes les coses dormen. És preciós, però només he trobat la primera part en un blog que es diu "rascacielos" (:P) i que té una música de fons maquíssima: http://rasca-cielos.blogspot.com/2007/05/elega-para-john-donne-de-joseph-brodsky.html).
IReeeeeeeee! ets una artista!
No sé, a lo mejor es que no soy objetiva, pero me gusta mucho más el tuyo.